Las instalaciones de Cathy Wilkes utilizan objetos encontrados en diversos estados de descomposición y fragilidad. Dispuestos en intricados ensamblajes que a menudo incluyen figuras femeninas o infantiles, los objetos en la obra de Wilkes representan un ejercicio de empatía: hacen referencia a creencias populares sobre experiencias compartidas y, al mismo tiempo, insisten en el carácter privado de la producción artística. Sus obras a menudo parten de una intención de renegociar relaciones entre humanos y objetos, desatando recuerdos, fantasías y miedos. Así, Wilkes crea espacios que ofrecen una aproximación a la experiencia humana del día a día, eludiendo el encuadre típico de los dispositivos de exposición para permitir una interacción más directa con su trabajo.