Antes de un viaje a Brasil, en 1991, Orozco adquirió su primera cámara fotográfica. En ese mismo año, fotografió un mercado desierto con naranjas que colocó sobre mesas y la tituló Turista maluco. El artista continúa haciendo fotografías para documentar sus intervenciones esculturales en varias ciudades y en espacios naturales. Un par de años después, en Nueva York, tomó varias de las fotografías que forman parte importante de su cuerpo de obra, como Isla dentro de la isla, de 1993, que muestra una superficie acuosa dentro de la ciudad que por sí es una isla, y Pelota ponchada del mismo año, en el que hace énfasis en la falta de aire del balón al haber sido llenado por agua.