A lo largo de su trayectoria, Orozco ha implementado la noción de juego para reflexionar en torno a los sistemas de reglas de ordenamiento del mundo y cómo, al modificar alguno de sus componentes, diversas relaciones del espacio-tiempo se transforman. En 1996 fue invitado a hacer una instalación en un edificio abandonado que solía ser una casa de apuestas y un club para caballeros. Transformado en un espacio expositivo y bajo el título de Empty Club, invitó a los visitantes a jugar con objetos familiares cuyas reglas él mismo había cambiado, como en la mesa de billar Oval con péndulo. La serie Atomistas, exhibida en el marco de esta muestra, también se conecta a la idea del juego, ilustrando distintos atletas del mundo de forma dinámica en función de los círculos característicos del artista. Por otro lado, obras como Caballos corriendo infinitamente demuestran que los juegos, aun cuando se transforman, siguen siendo posibles.