En su práctica, Franz West cuestionaba las fronteras entre el arte y la vida cotidiana, y entre el artista, el público y la obra. Realizó esculturas, instalaciones, collages y obras sobre papel con una amplia variedad de materiales, como yeso, papel maché y aluminio.
Son obras toscas y abstractas que pretenden sondear y reflejar la relación entre el receptor y la obra a nivel físico, mental e intelectual. A mediados de la década de 1970, empezó a crear sus Passstücke (“adaptives”), objetos con los que cualquier persona puede interactuar físicamente según su propia decisión, subrayando así la convicción de que la experiencia del “mundo” no es universal, sino que depende de la situación respectiva y de los dispositivos a los que se enfrenta una persona en un momento y lugar determinados.
Sus esculturas no pueden manipularse físicamente. En este caso, la interacción tiene que producirse en un plano mental e intelectual, en el que los títulos de las obras (y en algunos casos también textos breves, que añade a las piezas) ofrecen estímulos adicionales.
Traducido como “compresión” o “condensación”, el título de la obra expuesta sugiere una fuerza física sobre y entre los objetos.