04.FEB. - 24.MAY.2014
Cosmogonía doméstica. Damián Ortega

Cosmogonía doméstica de Damián Ortega es una obra comisionada y producida por Fundación Jumex Arte Contemporáneo para el patio de su nueva sede en la Ciudad de México, el Museo Jumex. Bajo la curaduría de Rosario Nadal, la obra del artista mexicano abre un programa de comisiones y adquisiciones destinadas de manera temporal a este enclave específico.

El movimiento perpetuo de Cosmogonía doméstica y su coreografía siempre cambiante producen asociaciones efímeras entre los elementos que la componen y el público, desencadenando una continua reevaluación del espacio que nos rodea. El conjunto de piezas que componen esta obra crean una especie de mitología o epopeya autoconstruida que abarca regiones y modos de hacer tan diversos como la obra de Damián Ortega. Piezas que van desde el heroísmo de ablandar una galleta María y lograr su distensión (un ejercicio para pervertir su integridad y adulterar su composición física, sumergiéndola dentro de una taza de café), hasta el gesto banal de desarticular un objeto más corriente que común —un automóvil Sedán liberado de sus funciones— para finalmente dejar del lado la utilidad y los modestos compromisos de eficiencia y efectividad de un todo articulado, un sistema de intercomunicaciones: “la cosa cósmica”.

Esta obra podría sorprender por su infinito interés en el espacio diminuto y acotado que representa el departamento del artista, un entorno inmediato que implica el conocimiento especializado y profundo de la alfombra desgastada, las propiedades eróticas de la lavadora, la geometría del refrigerador, la teología cifrada en el lavamanos. Los astros están en línea; conjugan finalmente el espacio privado y el público. En esta ocasión, la obra se emplaza en el exterior y vive como si habitara el interior de una vivienda. El pan se expande por el cosmos y el espacio sideral es más parecido a una estancia, una cocina o un baño. Para observar el espacio ya no es necesario voltear hacia arriba; todo eso se terminó. No hay más expectativas. No hay futuro. No existe el hombre del mañana ni el del pasado mañana. No hay un cielo ni un patrón celestial; no existe infierno alguno sobre o bajo nosotros. Al parecer esto es lo que da la tierra y estamos solos. No hay más que este presente continuo y hambreado. El espacio modela la masa, la masa transforma el espacio. ¿El tortillero coincide con el filósofo en que ya no hay masa, ni más allá? ¿Cómo conciliar el gusto por los astros con el espacio político, la contingencia con lo cósmico? Hay un universo a la vuelta de la esquina. Las cosas no descansan, son eventos en sí mismas. Los objetos formados por la tensión de fuerzas de átomos en combustión y su movimiento le dan rigidez a las cosas; es la excitación atómica la que ensancha e hincha los objetos, los infla. El movimiento ensancha los vasos sanguíneos, los vuelve rígidos, como una liga estirada y tensa o como una cuerda en movimiento centrífugo que se hidrata como un músculo. Los objetos están en movimiento perpetuo; de lo contrario se desinflan, se ponchan, se hacen flácidos. Los objetos están excitados. Las necesidades más mundanas nos ponen a dar vueltas, atendemos lo inmediato; o, ¿es que hay algo o alguien más aquí? Astros de pan duro tiritan su madrugada en las cocinas económicas. Las noches y los huevos están estrellados. El universo cotidiano, el doméstico… se trata de un cosmos hecho en casa. Yo sólo sé que no he cenado.

  • Ortega, Damián
Organizada por: Rodario Nadal