El entramado complejo de las megalópolis del siglo XXI incide de manera directa en quienes las habitamos. “Yo soy yo y mi circunstancia” es una frase de Ortega y Gasset que me viene a la mente cuando se trata de referirse a esta experiencia individual que se traduce en un ataque sensorial y vivencial. La ciudad invade de manera aparentemente caótica, sin embargo el caos encuentra un orden a través de la cotidianeidad. Las ciudades de México y Los Ángeles son lugares repletos de paradojas. La primera debido a una particular fusión entre lo hermoso y lo terrible; la segunda por una mezcla entre la belleza y una actitud que en ocasiones aparenta una simple frivolidad. La complejidad y heterogeneidad del arte que desde ellas se genera refuta los estereotipos que por décadas los han identificado. El arte de Los Ángeles no es solamente soleado y superficial, como generalmente se tiende a asociar, sino que también está trastocado por un humor negro profundo en contenidos. El exotismo y colorido de México no siempre se revela en las obras de sus artistas, quienes han superado el nacionalismo a ultranza, pero aún así han conservado una sutil presencia de elementos mexicanos hábilmente expresados en un lenguaje con tintes conceptuales. Los Ángeles – México: Complejidades y heterogeneidad es un panorama de estas paradojas y de la riqueza artística que constantemente generan estas dos grandes ciudades. La selección de obra en Los Ángeles – México: Complejidades y heterogeneidad vincula artistas que viven y trabajan en ambos espacios y, a su vez, muestra cómo aquéllos confrontan y asimilan en su trabajo el entorno urbano, teniendo como denominador común las desventajas y los beneficios de las urbes globalizadas. Esta exposición busca reflejar una impronta de las mezclas de culturas propias y ajenas, característica peculiar de las urbes que referimos. Texto por Alma Ruiz