El punto inicial de la exposición fue presentar algunas de las más importantes adquisiciones de La Colección Jumex, en aquel momento. El hecho de que todas esas piezas fueran producidas por artistas suizos, le dio la oportunidad al curador Michel Blancsubé de caricaturizar los meticulosos discursos geográficos dentro del arte, por no decir nacionalistas. Irónicamente, criticando dichas posturas tras la apropiación de los códigos circenses, la exposición también fue un experimento sobre el exotismo.